Capítulo 8 – Nicaragua y su revolución
La Capitanía General de Guatemala incluía en la Colonia al territorio que hoy cubren los países de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Luego de las guerras independentistas a comienzos del siglo XIX, se creó en 1823 las Provincias Unidas de Centroamérica. En 1824 el gobierno liberal aprobó la Constitución donde se nombraba al nuevo país como la República Federal Centroamericana. La ciudad de Guatemala fue nombrada capital nacional y se abolió la esclavitud en la zona. Aunque unidas por una Constitución las distintas provincias o estados no terminaban de armonizar dentro del modelo federal y ya para 1840 la unión había dejado de existir y el área quedó dividida en cinco repúblicas: Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. Panamá continuó siendo parte de Colombia hasta 1903 y la provincia de Chiapas fue incorporada al territorio mexicano.
Nicaragua independiente
Una vez que Nicaragua se convirtió en república independiente, las fuerzas internas se dividieron entre conservadores y liberales. Los conservadores tenían como centro la ciudad de Granada y los liberales lideraban en la ciudad de León. En 1855 llegó a Nicaragua el aventurero norteamericano William Walker quien representaba a los intereses del coloso del Norte y quien se hizo elegir presidente de Nicaragua en 1856. Walker pensaba restaurar la esclavitud en Centroamérica y para cumplir sus planes. Las otras repúblicas centroamericanas al calibrar el riesgo del gobierno explotador de Walker lucharon en su contra hasta derrocarlo y fusilarlo en 1860.
Nicaragua tiene una posición geográfica ideal para establecer una ruta que conecte al océano Pacífico con el Atlántico. Aunque se liberaron de Walker, en 1893 se apoderó del poder José Santos Celaya, un dictador despótico que duró en el poder hasta 1909. De 1909 a 1933 el país estuvo bajo la intervención de los Estados Unidos que en 1921 pasaría a ocupar oficialmente al país centroamericano. La ocupación norteamericana no encontró mayor resistencia hasta el año de 1927 cuando, cuando el general Augusto César Sandino se alzó contra los invasores y luchó hasta lograr que en 1933 los Estados Unidos accedieran a abandonar el país, aunque con la condición de que Sandino depusiera las armas.
Aunque el país parecía marchar por buen camino luego del abandono de la ocupación norteamericana, un militar protegido por los Estados Unidos, Anastasio “Tacho” Somoza, conspiró para matar a Augusto César Sandino. En 1936, “Tacho Somoza” se instaló en la presidencia y se convirtió en uno de los dictadores más sanguinarios en la historia de Nicaragua. Su dictadura (1936-1956) terminó cuando Somoza fue asesinado por un joven poeta. Sin embargo, inmediatamente se anunció a Luis Somoza como el nuevo gobernante del país. Luis era el hijo mayor de Anastasio Somoza y gobernó hasta 1967. El segundo hijo, “Tachito” Somoza había sido nombrado comandante en jefe de la Guardia Nacional, le sucedería al asumir el mando del país en 1967. “Tachito” Somoza era conocido por su crueldad y su mano férrea para conducir al país. Bajo su gobierno se vivía un régimen de terror y censura noticiosa. En 1978, “Tachito” Somoza ordena el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, director del periódico de oposición. Ante los enormes abusos de poder, se empezaron a organizar las fuerzas guerrilleras sandinistas. Finalmente, los distintos grupos políticos del país se aliaron para dar fin a la larga tiranía de los Somozas, lo que lograron en 1979. “Tachito” Somoza huyó de Nicaragua, exiliándose en Paraguay, donde sería asesinado. Durante los once años siguientes Nicaragua fue gobernada por el Partido Sandinista, una fuerza política comprometida a trabajar por mejores condiciones laborales y por una Nicaragua democrática.
Sin embargo, el grupo marxista dentro del nuevo gobierno pronto se mostró poco dispuesto a concertar con las fuerzas más moderadas del partido sandinista y el régimen se definió como un sistema comunista similar al implantado en Cuba por Fidel Castro. Estados Unidos respondió declarando un embargo contra el país centroamericano y aunque Rusia y Cuba vinieron al rescate de Nicaragua, la administración se vio ahogada por una administración ineficiente y por la lucha militar contra la guerrilla antisandinista financiada y entrenada por los Estados Unidos para tumbar al régimen sandinista. Estas guerrillas fueron conocidas como la “contra” y funcionaron durante los años ochenta del siglo XX. Al verse en medio de una grave crisis económica, el gobierno sandinista se vio presionado para celebrar elecciones presidenciales en 1990 y el candidato sandinista Daniel Ortega resultó derrotado por una coalición política liderada por Violeta Barrios de Chamorro, viuda del conocido periodista asesinado por Somoza. Violeta Barrios de Chamorro se convirtió así en la primera mujer en gobernar un país centroamericano.
El gobierno de Chamorro tuvo sus altas y bajas pues tenía que hacer muchas concesiones a los sandinistas, como por ejemplo mantener al hermano de Daniel Ortega, Humberto Ortega, en el cargo de Ministro de Defensa. Daniel Ortega en los últimos años de su primer gobierno había repartido casas y tierras entre sus partidarios para alimentar lealtad a favor de los sandinistas. A este reparto se le dio el nombre de la “piñata” sandinista. Los propietarios originales de las tierras repartidas por los sandinistas exigieron a la presidenta Barrios de Chamorro que les regresara los terrenos, pero ella defendió esta medida asociada a la reforma agraria. En consecuencia, varios miembros del partido UNO (Unión Nacional Opositora) se declararon en contra de la dirección que había tomado el gobierno de la conciliación antisandinista a cargo de Barrios de Chamorro. Entre los logros del gobierno de Barrios de Chamorro estuvo haber aprobado una nueva Constitución que garantizaba derechos democráticos. Su gobierno logró igualmente reducir el control sandinista dentro de las fuerzas armadas nacionales, En 1994, Humberto Ortega fue reemplazado y una nueva legislación puso a la policía nacional bajo el poder civil. A pesar de todos estos cambios los sandinistas continuaron manteniendo su dominio de ciertos sectores como los sindicatos y dentro del Congreso Nacional.
Violeta Barrios de Chamorro fue sucedida por dos presidentes de tendencias conservadoras y partidarios de la privatización de la economía: el ex alcalde de Managua, Arnoldo Alemán (1997-2002) y Enrique Bolaños (2002-2006). En 1998, este país fue devastado por el huracán Mitch que causó la muerte y desaparición de miles de víctimas.
El gobierno de Enrique Bolaños puso en marcha una cruzada en contra de la corrupción que había plagado a gobiernos anteriores, enjuiciando y apresando al expresidente Arnoldo Alemán. Este gesto de transparencia administrativa no fue bien recibido por los miembros de su partido, la llamada Alianza Liberal. En respuesta ante las acciones del presidente Bolaños el partido pacta una alianza con los sandinistas, permitiendo así el triunfo de Daniel Ortega en 2006 y su reelección en el año 2008.
En su campaña presidencial de 2006, Daniel Ortega se presentó como un personaje diferente a su pasado sandinista, abogando por fortalecer alianzas con los Estados Unidos y postulando su regreso a la religión católica. Al ser reelegido en el 2008, cambió su retórica para aliarse con los regímenes de izquierda de la región, como el chavismo venezolano, y empezó a atacar a los Estados Unidos por representar las fuerzas imperialistas. Al aliarse con Chávez, Nicaragua pasó a formar parte de la organización ALBA, un grupo de tendencia antiimperialista. Venezuela, en reconocimiento a esta alianza, proveía de petróleo a Nicaragua. Daniel Ortega, junto a su esposa, empezó a acumular una gran fortuna y a perfilarse como un dictador semejante a tiranos anteriores. Mientras en sus discursos se llenaba la boca con fórmulas anticapitalistas, Daniel Ortega se había convertido en uno de los hombres más ricos de Centroamérica.
En el año 2018 se vivieron en Nicaragua fuertes protestas en contra de Daniel Ortega y de su esposa, Rosario Murillo, convertida en vicepresidenta. Cientos de estudiantes se lanzaron a las calles a vociferar su descontento con el gobierno y las fuerzas militares fueron muy violentas al aplastar a los manifestantes, muchos de ellos presos hasta hoy en día. En el año 2021, Daniel Ortega ganó nuevamente las elecciones en medio del escepticismo de la población descontenta que denuncia que las elecciones fueron fraudulentas. Hoy en día, Daniel Ortega se ha convertido de antiguo revolucionario sandinista en un dictador intransigente y en un político que se ha enrriquecido a expensas de un pueblo en crisis.