Capítulo 7 – Cuba y su revolución

Un paraíso tropical

La isla de Cuba conquistada por los españoles en 1511, sorprendió a los europeos por su formidable belleza natural, por sus costas pobladas de palmeras, por su clima ideal, su exuberante vegetación. Los indígenas que poblaban esta isla paradisíaca fueron diezmados por los trabajos forzados y las enfermedades portadas por los españoles. La colonización española estuvo a cargo de Diego Velázquez de Cuéllar, quien fundó la ciudad de Santiago (1514) y La Habana (1515).  Durante los inicios de la Colonia, el puerto de La Habana se convirtió en una parada obligatoria para los barcos que iban y venían de España a América y la ciudad alrededor del próspero puerto pronto se convirtió en una de las más importantes del Caribe.

Como los españoles no habían encontrado oro en la isla, muchos partieron hacia tierra firme en búsqueda de las riquezas minerales. La economía de la isla se basaba durante la Colonia en las exportaciones de tabaco y azúcar a Europa y para el siglo XVIII la isla era una de las mayores productoras de azúcar en Occidente. Ya entonces se vivió la rivalidad entre Santiago y La Habana, pues ambas ciudades era centros administrativos importantes. Para desarrollar la industria del azúcar alrededor de la siembra de caña y el trapiche, se trajeron a Cuba cientos de esclavos africanos y, en consecuencia, la población de mulatos creció a lo largo d ellos siglos.

En 1762, Inglaterra invadió la isla, derrotando a los españoles y gobernándolo por casi un año. España negoció para recuperar su poder sobre la isla a cambio de cederle a Inglaterra el terreno de la Florida. De esta manera los españoles recuperaron el control de Cuba en 1763. Para el siglo XIX, Cuba ocupaba el primer lugar en la producción y exportación de azúcar. Sin embargo, a diferencia de otras colonias españolas, su independencia no ocurrió a comienzos del siglo XIX.

 

Havana, Cuba © Alessandro Caproni, AFP

Cuba y su independencia tardía

La cercanía de la isla de Cuba con los Estados Unidos y su estratégica ubicación en el Caribe, fue resaltada desde muy temprano por el vecino del norte y en 1805 Thomas Jefferson expresaba su deseo de anexar esta isla al territorio estadounidense. Este interés en la isla, llevó a Estados Unidos a oponerse al proyecto libertador de Simón Bolívar, quien en 1826 contaba con un plan independentista para la isla. Sería otro general venezolano llamado Narciso López quien invadiera la isla para declarar su independencia en 1850, pero su incursión no resultaría exitosa y Narciso López resultaría fusilado en La Habana, junto a los militares que habían invadido la isla con el plan de liberarla del poder español.

Durante la segunda mitad del siglo XIX los criollos cubanos protagonizaron una larga y onerosa lucha (1868-1878) por su independencia. Esta prolongada contienda conocida como La Guerra de los Diez Años no obtuvo la liberación que las tropas lideradas por el general Antonio Maceo habían esperado.

 

General Antonio Maceo. From The New York Public Library, (RLIN/OCLC: NYPG92-B4868NYPL catalog ID (B-number): b11519022)

Para finales del siglo XIX muchos intelectuales cubanos que favorecían la causa independentista habían sido forzados al exilio y vivían en New York. El más prominente entre ellos fue Jose Martí, a quien se le conoce como el artífice de la independencia de Cuba pues él logró reunir las fuerzas militares para luchar por la independencia, muriendo él mismo en plena batalla. Sin embargo, a pesar de que las luchas comenzaron en 1895, no fue hasta tres años más tarde cuando la isla lograría derrotar al régimen español. Sin embargo, este triunfo solo había sido posible por la intervención de los norteamericanos, que luego de vencer a los españoles instalaron un gobierno militar en la isla. No obstante, el Congreso de los Estados Unidos había aprobado en ese año de 1898 la llamada Enmienda Teller que estipulaba que el gobierno norteamericano renunciaba cualquier maniobra de anexión de Cuba al territorio estadounidense. En consecuencia, en el año de 1902 la isla se declararía finalmente como un país independiente.

Los primeros años de Cuba independiente

Luego de declararse nación independiente, Cuba atravesó momentos difíciles que dieron pie a una segunda intervención estadounidense en la isla que tomó lugar de 1906 a 1909. Superada esta crisis, Cuba se reestableció políticamente sin caer inmediatamente en las dictaduras que sufrieron los jóvenes países latinoamericanos. Sin embargo, la tremenda dependencia de la economía cubana en un único producto, el azúcar, la colocaba en una situación vulnerable pues las fluctuaciones del precio del azúcar en el mercado de exportación colocaba a los productores azucareros en grandes aprietos. Fue así como al final de la primera Guerra Mundial, cuando se derrumbaron los precios del azúcar, los grandes ingenios azucareros pasaron a manos de inversores y banqueros norteamericanos que aprovecharon la caída del producto para comprarle las haciendas a los cubanos arruinados.

El destino de la Cuba republicana no escaparía por mucho tiempo del yugo de las dictaduras y el presidente Gerardo Machado que había sido electo de manera democrática, se convirtió en dictador al término de su mandato, durando nueve años al frente del gobierno cubano (1924-1933). Luego de la caída de Machado en 1933, surgiría la figura de Fulgencio Batista, otro hombre enamorado del poder que dominaría la vida política de 1933 a 1940. En ese año, Batista nombró a una Asamblea Constituyente que redactó la Constitución liberal de 1940. Se sucedieron doce años de gobiernos democráticos hasta que en 1952, Fulgencio Batista llevó a cabo un golpe militar en contra del gobierno constitucional de Prío Socarrás. Los estudiantes universitarios inmediatamente reaccionaron acusando al gobierno golpista de ser un gobierno anticonstitucional y se organizaron para oponerse a Fulgencio Batista. La Federación Estudiantil Universitaria (FEU) organizba manifestaciones y protestas en contra del tirano Batista. Los dirigentes del FEU fundaron más tarde el Directorio Estudiantil Revolucionario con el propósito de emprender una rebelión armada en contra de Batista, e incluso planearon su asesinato, pero el plan se frustró y los dirigentes estudiantiles fueron asesinados por el gobierno. Los que lograron escapar de la ira de Batista se internaron en las montañas de la zona central de Cuba y desde ahí armaron varios frentes guerrilleros. El joven Fidel Castro era ya conocido pues en julio de 1953 había atacado con un grupo al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba. Fue un ataque fallido, pero le dio fama a Fidel Castro como un revolucionario valiente. Fue apresado y sentenciado a 15 años de prisión por su ataque al Cuartel Moncada. Como Fidel Castro se había graduado de abogado, él mismo se representó durante el juicio y, aunque fue apresada, una amnistía dictada por el propio Batista en 1955 le permitió salir en libertad. Una vez puesto en libertad partió a México donde preparó junto a un grupo de poco más de 80 hombres, una expedición revolucionaria a la isla y desembarcó del yate Granma dispuesto a combatir. Sin embargo, Batista había sido alertado de los planes de Fidel Castro y apenas pusieron pie en Cuba estos 80 jóvenes fueron recibidos con una balacera de la policía. Fidel Castro logró escapar y huyó a los tupidos bosques de la Sierra Maestra.

 

Fidel Castro in 1997. © ADALBERTO ROQUE / AFP – Getty Images, file

Fidel Castro se convirtió rápidamente en una leyenda de la resistencia al dictador Batista. Aunque no contaba con muchos hombres que lo acompañaran en la Sierra Madre, iba cobrando cada vez más fuerza mientras la policía que debía atacarlo en la montaña no lograban avanzar. Cada vez más hombres se fueron sumando a las fuerzas revolucionarias comandadas por el carismático Castro. Poco a poco, Batista fue sintiéndose acosado y el 31 de diciembre de 1958 toda la familia Batista escaparon en avión a la República dominicana donde el dictador Rafael L.Trujillo le dio la bienvenida. El 8 de enero de 1959, Fidel Castro y sus hombres hicieron su entrada triunfal en La Habana. Castro sabía usar los medios de comunicación, radio y TV, para transmitir su mensaje al pueblo cubano y se convirtió rápidamente en una figura adorada por el pueblo gracias a su carisma y su don de palabra.

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