12 El Espíritu de la Colmena Dir. Victor Erice 1973

La infancia en el cine español de postguerra

A principios de los 1940s, cuando en España intentaban reconstruir la industria cinematográfica después de la devastación de la guerra, los niños que salen en pantalla suelen ser lo que Josep Estrivell describe como “el elogio de las virtudes infantiles que predisponía a los niños a imitar las gestas heroicas de los mayores” (23). Los niños “buenos”  que suelen representar quieren imitar a sus padres y ser buenos soldados y falangistas en el futuro. Los libros y cómics que se les daban a leer exaltaban los valores ultra conservadores. Incluso había juguetas para que los niños pudieran jugar a ser buenos fascistas.

Muñeco recortable son diferentes uniformes de la Falange.

Como los demás dictadores, Franco tenía un gran ego, llegando incluso a que hicieran un cómic con él mismo como héroe.

Franco como héroe de un cómic
Franco se inventa una familia con un legado de heroismo militar cuando escribe la película ‘Raza.’ El hermano bueno, José quiere imitar el heroismo del padre y de mayor va a ser un Nacionalista, pero su hermano no expresa la admiración adecuada hacia lo militar, señal de que de mayor va a ser un Republicano, traidor a los valores de su familia.

En 1941 se estrena la película Raza, basada en un argumento escrito por el propio Franco bajo el pseudónimo, Jaime de Andrade. La película tiene tonos autobiográficos muy glorificados. En las primeras escenas de la película, un comandante de la marina llega a casa donde le espera su familia. Sus dos hijos mayores inmediatamente quieren escuchar las historias de guerra de su padre, y el hijo “bueno” José quiere imitar las hazañas militares de su padre cuando sea mayor. “El futuro héroe franquista, aparece ya durante la etapa infantil como un niño amante del riesgo y el sufrimiento.” (23)

Escena final de Romance Marroquí

Una de las primeras películas que filmaron después de la guerra es Romancero marroquí, que en gran parte es un tributo a la parte del ejército de Franco que vino de Marruecos. Este film termina con una escena en que un grupo de niños, algunos muy pequeños, caminan por una playa en formación militar, entrenándose ya para ser guerreros al servicio de Franco, como se evidencia con el saludo fascista de los niños al final.

A las niñas, la cultura popular las preparaba para ser esposas y madres, listas siempre para servir a sus maridos y a sus hijos. Como España necesitaba más gente con tantas bajas en la Guerra Civil, cuantos más hijos pudiera tener una mujer, mejor. Aunque muchas mujeres participaron activamente en la Guerra Civil, su activismo en tiempos de guerra ha sido borrado de la historia oficial. La Falange tenía una Sección Femenina que se ocupaba de indoctrinar a las niñas. La jefa de la Sección Femenina de la Falange era Pilar Primo de Rivera, hermana del fundador de la Falange. Según ella, “la única misión que tienen asignada las mujeres en la tarea de la patria es el hogar.”

A las niñas les inculcaban estos valores ya desde una edad muy temprana para que les pareciera que era algo natural que a las mujeres sólo les importaran los asuntos domésticos.

El cine español de los 1940s no produjo ninguna estrella infantil. Sin embargo, en los 1950s la industria cinematográfica española encontró una fórmula de éxito con el cine con niño. Como ya hemos visto, el primer gran éxito de este tipo de película fue Marcelino Pan y Vino. Pero una vez encontrada la fórmula, el cine con niño empezó a triunfar, incluso internacionalmente. Las dos estrellas infantiles más importantes son Joselito y Marisol,  niños que cantan y bailan.

Al analizar el cine con niño hay una pregunta fundamental ¿Cómo procesan los niños sus miedos y qué relación hay entre los miedos de los personajes infantiles de este género de película y los problemas sociales que les rodean?

Las películas de Marisol y Joselito niegan estos miedos e incluso traumas a veces de formas chocantes.

En Ha llegado un ángel Marisol es una niña huérfana que viaja sola en un tren rumbo a Madrid. Su madre murió cuando ella era muy pequeña, y su padre hace muy poco. Al sentirse tan sola, ella se sube a un tren a Madrid porque allí vive el hermano mayor de su padre. Sus parientes madrileños no saben que ella viene a vivir con ellos y no se conocen. Imagínense en semejante situación. ¿Cómo se sentiría una niña, sola en un tren entre desconocidos, a punto de ir a vivir con parientes desconocidos? Para colmo, va a llegar de sorpresa. Lo normal sería que estuviera traumatizada, triste, probablemente llorando, y con mucho miedo. Pero no. Marisol inmediatamente encuentra a un grupo de amigos y se une a su grupo musical. Nada de lágrimas. Está de lo más alegre y en el tren ya tiene su primer gran número musical. Los niños de estas películas no están traumatizados, todo lo contrario, ellos son tan buenos y tan puros que ellos resuelven los problemas de las familias cuyas vidas tocan. La familia del tío de Marisol en Madrid es un desastre, pero la bondad y alegría de Marisol arreglan todos sus problemas.

Miren también el trailer de una de las películas más famosas, tanto en España como en América Latina, de Joselito, La saeta del ruiseñor.

 

Pedro Masó, el productor de varios grandes éxitos de los  1960s explicó su actitud hacia los películas que produjo: “Muy clara y sencilla: hacer películas para todo el público, que es para quien trabajamos los que hacemos cine, que lo pase bien evitándole problemas profundos, no porque no sepamos sino porque ya tiene bastantes todos los días.”

En su libro Blood Cinema, la profesora Marsha Kinder analiza los melodramas familiares que se proyectan en el cine durante el franquismo. En estos melodramas los problemas de las familias individuales que retratan son reflejos de los problemas de la nación. Aunque queden en el trasfondo, incluso la sociedad retratada en las películas de Marisol y Joselito está compuesta de familias disfuncionales y niños que padecen hambre y tragedias. Pero estas películas ofrecen un fin feliz porque los niños felices y cantarines resuelven los problemas familiares.

Los niños traumatizados

Empezando principalmente en los 1970s, algunos directores serios y política/socialmente comprometidos hicieron películas que “corrigen” esta imagen de que los niños no sufrieron traumas en la sociedad de la postguerra. Una de las más famosas es El espíritu de la colmena. El énfasis está en que los niños también son víctimas de la guerra y aquí tenemos otro gran ejemplo de como los hijos heredan los miedos y los traumas de sus padres.

Se ha dicho que El espíritu de la colmena es una de las películas más silenciosas de la historia. El gran silencio que permea toda la película es simbólico del silencio que se impuso después de la guerra cuando no se permitía hablar de lo que estaban sufriendo los republicanos. Si también sintieron confusión al ver la película, es porque el punto de vista del film es el de Ana, y ella no entiende lo que ocurre a su alrededor. El uso de una protagonista infantil permite un punto de vista distinto y original para expresar las ideas prohibidas por el franquismo y que solo se pueden representar de forma indirecta.

Si las películas de Joselito y Marisol recomfortaban al público, ya que si los niños de una nación están bien, el país puede prosperar, películas como la de Erice muestran una nación de niños traumatizados con padres cuyas situationes personales les impiden cuidar de su salud mental ya que ellos también sufren.

Una de las imágenes que domina el film son los ojos grandes de la actriz Ana Torrent. Comparen estos ojos con los de Marcelino.

 

 

Para reflejar el vacío que siente toda esta familia, el film tiene una fotografía magnífica que capta grandes expansiones de vacío. Otra metáfora visual muy importante es la vía del tren, pero si en Ha llegado un ángel el tren lleva a la niña huérfana a una vida nueva y feliz, llena de éxitos en Madrid, en El espíritu de la colmena, la vías no van a llevar a las niñas a ninguna parte. La familia está atrapada, no tiene otras opciones.

El exilio interior

En otros capítulos hemos visto la situación de quienes tuvieron que abandonar España después de la Guerra Civil. Pero no todos se fueron. Muchos pudieron permanecer en España, pero viviendo lo que se ha llamado el exilio interior, en que no se pueden sentir como parte de una sociedad que rechazan y que a su vez les rechaza a ellos. Están destrozados psicológicamente. Aunque en la película nada se explica de forma directa, parece ser la situación que viven los padres.

Los monstruos

Una escena clave de El espíritu de la colmena es la del cine. Vemos como llegaban los cines ambulantes a los pueblos. Ana ve la película Frankenstein con todos los demás, aunque es demasiado pequeña y sensible para una película de terror.

Aunque Isabel le explica a su herman que en el cine todo es mentira, Ana se traumatiza. Para captar la reacción del la niña, cuando filmaron la película, la actriz Ana Torrent la estaba viendo por primera vez, y así filmaron el miedo real de una niña ante la imagen del monstruo.

Guillermo del Toro, el director de El laberinto del fauno, cita la película de Erice como una de sus inspiraciones.

GdT: Spirit of the Beehive, yeah.

Q5: Did you get any kind of inspiration from that film?

GdT: I would love to think so. It’s to me one of the most beautiful films ever made. It combines two of my all-time favourite things: five-year-old childhood and Frankenstein. What I think is admirable about the film – but it’s something I’m incapable of and am absolutely not attracted to – is its ability to be vague and sort of ethereal. What is beautiful about it is that [director Víctor] Erice is a true poet who not only implies and suggests but basically leaves everything floating. He has four balls in the air and he’s not touching any of them; they’re all circling magically. And the end is such an implausible, incredible, beautiful ending, when she finally meets Frankenstein, that it leaves you speechless. But in my movies, I have such a love for monsters that they are manifest, they are real and there. I love them, and I would kill for monsters to be real, for them to walk down the street. I would love to meet Hellboy and the vampires from Blade. I am that childish about it, and that glee is what prevents me from keeping things more ethereal. I want to see them. I’m not capable of doing movies where the monster is implied, there’s just a creeping shadow and a whisper. I want them to step into the light. I love them – Godzilla, Creature from the Black Lagoon, all of them. And I try to do graveyard poetry with them, but they have to be part of the thing. And what I love, and what I find unattainable, from Spirit of the Beehive, is that capacity of a man that is occupied by something other than the fantastic and who allows the fantastic to gently seep into the reality of the girl. In my case, in Pan’s Labyrinth, the fantasy world is as strong, real and palpable as the other world, if not more.  https://www.theguardian.com/film/2006/nov/21/guardianinterviewsatbfisouthbank1

 

 

 

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Screen Memories: Spanish Culture through Film Copyright © by Maria Elena Soliño. All Rights Reserved.

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